Sigur Rós en las alcantarillas de París

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Qué Sigur Rós son los Led Zepellin o los Supertramp de nuestro tiempo, no en estilo musical, pero si en excelencia, no es ningún secreto, es mas, a poco que uno siga sus directos se da perfecta cuenta de que son únicos e  irrepetibles (como aquellos) y lo mas difícil todavía, para mi, y es una opiñon personal, sin duda discutible, atesoran uno de los mejores directos de la historia de la música moderna.

Quizás la única pega, es el qué, son tan escrupulosos, tan pulcros, tan jodidamente "orquestales" (en el concepto y en la ejecución), que apenas queda lugar para la improvisación. Ése es sin duda su punto débil, pero...

Pero, pero... si a esa rigidez y como contrapunto, tenemos en cuenta que son uno de los grupos (Arcade Fire le anda a la zaga) mas innovadores del panorama musical de la última década; lanzando todo tipo de eventos por Internet, bandas sonoras inolvidables por doquier (ahora dicen que harán la de Juego de Tronos, además de hacer un cameo), videoclips filmados por los espectadores, álbumes sin título ni siquiera en sus cortes,  en fin... que no les para la cabeza... 

Pues bien, ahora estos islandeses que han tocado en los mejores escenarios que se puede tocar hoy día, incluso allí donde nunca a nadie se le ha permitido (por ejemplo, en el Moma de Nueva Jork) se les ha dado por hacerlo en las alcantarillas de Paris, si... entre ratas, pis y zurullos varios. Impresionante, casi a modo de parábola, parecen decirnos; lo belleza y la mierda danzante de este mundo (y nunca mejor dicho) no están en puntos equidistantes de un mismo plano. Se mezclan. De hecho forman parte de la misma cosa. 

A Jonsi le preguntaron en una entrevista por el motivo de estructurar gran parte de sus canciones en tres actos; una introducción melódica, a partir de unos compases (simples pero increíblemente bellos), una meseta sinfónica formada a modo de capas de cebolla donde poco a poco se van incorporando instrumentos, a menudo de forma asíncrona (la vena orquestal), para terminar con un éxtasis atronante, sucio y deliberadamente contrapuesto. Él mas o menos vino a decir que lo uno sin lo otro sería incompleto. Pues bien, su música no para de repetirnos eso. Lo deliberadamente bello, es feo en esencia. 

El vídeo forma parte de la serie Espacios Vacíos de La Blogothèque:

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