Un mal acuerdo

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Javier y Pablo eran dos hermanos ricos y malvados que iban a la misma iglesia. Cuando Pablo murió, Javier le entregó al pastor un cuantioso cheque para que mandara a construir un nuevo templo a todo lujo. ...

-Sólo le pongo una condición, le aclaró en tono despótico: Que en el oficio fúnebre diga que mi hermano era un santo.

El pastor accedió y depositó el cheque en el banco. En la ceremonia fúnebre, subió al púlpito y declaró.

- Pablo era un hombre malvado, que engañaba a su mujer, y traicionaba a sus amigos, pero comparado con Javier, era un santo.

Inzitan blog

Debí elegir la pastilla azul...

Hace siglos, en Delf, ¿recuerdas?, tú vertías la jarra de leche, en casa de Johannes Vermeer, el pintor, el marido de Catharina Bolnes, hija de la señora María Thins, aquella estirada, que tenía un hijo medio loco. Pues ese, ese era yo...

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